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La Historia de La Negra
14 Sep 2019

La Historia de La Negra

Post by Federico Elenes

UN POCO MAS SOBRE LA NEGRA

Una pregunta que me hacen con frecuencia sobre La Negra es qué tanto es ficción. La respuesta es, todo. Es producto de mi mente, sobre todo de mis obsesiones. Desde luego, uno como escritor queda afectado e influido por prácticamente todo lo que ve y oye. Eso se digiere, se absorbe, se asimila, en un proceso que, al fin y al cabo, no se puede describir cabalmente. Los escritores realmente no sabemos de dónde vienen nuestras ideas ni como las realizamos. Lo que sí puedo hacer es notar dos inquietudes que la crisis de inseguridad en México me ha provocado. La primera es lo Oscuro. Pasan cosas terribles y no hay una respuesta. ¿Cuál es el número total de desaparecidos en México? No recuerdo el dato, pero es una tragedia que no se mide en meros y superficiales números. Todos los días, todos, sin excepción, la prensa reporta del cuerpo de un asesinado arrojado en algún solitario paraje. Y nos acabamos de enterar que en Guadalajara tienen cuerpos sin identificar almacenados ¡en un tráiler! La realidad rebasa cualquier ficción. La verdad, histórica o no, se manipula todos los días, pero, ¿cómo? En La Negra trato de mostrarlo, y de esta manera encontrarle un sentido a lo que nos está sucediendo.

La otra inquietud es la corrupción endémica en México. Me preocupa la corrupción de personas ordinarias, corrupción más de centavitos que de millones, pero corrupción al fin. Mis protagonistas, el doctor Armando Castillo y Carmen, La Negra, no tienen empacho en doblar las reglas para su beneficio. El lema, el principio rector, de Armando es: “la ética no te alimenta.» Sus pacientes representan, más que otra cosa, una fuente de ingresos. No que no le importe su suerte, pero es un interés más bien egoísta, porque si se le mueren o complican demasiados, ello representaría una merma en su flujo de efectivo. Ahora bien, en su descripción de Carmen vemos claramente donde está su interés:

“Esos ojos socarrones, ese gesto mitad sonrisa, mitad mueca burlona, ese cadencioso hablar, suavezón, tranquilón, la voz nunca alzada, excepto en los momentos supremos. Y, ay cabrón, ni nos queremos acordar, los pantalones entallados, las falditas, los chorts, las blusas straple y los escotes luciendo lo que los escotes deben lucir. Lo mejor de ella. Grandes, lozanos, orgullosos de mostrarse al mundo. Qué buena estás, lo que sea de cada quien”. Cual pudiera ser el interés de Carmen en Armando, incluso el hecho que Carmen tenga un interés, no le cabe en su egocentrismo. Armando tampoco concibe la realidad fundamental de que las acciones tienen consecuencias, incluso en un país como México, donde el principio es “cómo nos arreglamos”. Cuáles son esas consecuencias, constituye, desde luego, el cuerpo de la novela.

Quiero cerrar esta publicación con un reconocimiento y un tributo a aquellos valientes que, en su afán por buscar y revelar la verdad, han perdido todo, hasta la vida.

1 Comments

Mr WordPress diciembre 29, 2015 at 5:06 am - Reply

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